Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Sí, corren vientos aciagos en nuestra patria. Los grupos que han detentado el poder ejecutivo, de Miguel de la Madrid al actual, han demostrado ineptitud, autoritarismo, corrupción insaciable. Y lo más nocivo para el país, debilidad lacayuna ante las hegemonías extranjeras.
Dilapidación del patrimonio nacional a favor del capital privado, propio y foráneo. Al punto de retrotraernos, de nuevo, a ser colonia saqueada por los antiguos y nuevos colonizadores.
Se ha llegado al nivel insoportable, porque en ello nos va la supervivencia como mexicanos.
Así les habló la doctora María de Lourdes Valdés de Fromow, presidente de los colonos de La Florida, en Naucalpan, a los representantes de cuatro partidos políticos. A quienes invitó a mesas redondas.
Durante los cuatro jueves de febrero, uno para cada uno, hubo jornadas. El tricolor, el azul, el amarillo y por último el de morena.
Les expresó también que nuestra lucha habrá de ser política, porque carecemos de otro tipo de fuerza y porque no queremos más mortandad de jóvenes, como la de los últimos sexenios. Para eso, para que explicaran sus razones para gobernar a un país en crisis, los cuatro jueves reunió a ciudadanos con los del oficio político.
La concurrencia, nutrida, demandó informes de primera mano acerca de su situación, potencialidades y disposición para gobernar a un país en crisis y evitar que la ciudadanía sea víctima de la tendenciosa manipulación de los “medios”. No se quiere la distorsión. Sino la verdad para sufragar con acierto.
Uno y otro, los tres primeros. El del poder. El que lo quiere de nuevo. Y el ya quedó muy atrás, platicaron mucho. Lo que hemos escuchado, leído una y otra vez. Siempre lo mismo.
El Tricolor que en el año cuarenta, 2040, restablecerán la concordia, perdida. El del manto azul, cómo nació. Cómo creció. Cómo llegó. Y cómo perdió el mando de la nación. Y el amarillo que ya les llegó el turno.
Coincidieron estos grupos en que hay que acabar con la corrupción. La podredumbre. La descomposición. La pudrición y el pus. Pero no dijeron cómo hacerlo. Creen, se comentó en las reuniones, que con una varita mágica va a cambiar todo. Y que México, con alguno de ellos, será otro.
El tiempo para cada junta era de dos horas. De 17 a 19. Un bocadillo que invitó la asociación de Colonos que dirige doña María de Lourdes, que además de arrestos, es poeta, escritora y doctora. Algo inusitado en una convergencia de colonos agradecidos con ella. Que sabe imponer el orden, dentro y fuera—alcaldía incluida—en nuestra reducida comunidad de cinco mil ciudadanos.
Este último jueves, creíamos, todos, que sería como los tres pasados. Sin pena y mucho menos gloria. No olvidamos que halago en boca propia es vituperio. Así se presentaron, como lo mejorcito del menudo político. Y algunos, el suscrito, a media función, abur.
Nos sorprendieron los de morena. No ofrecieron algo. Expusieron las razones con las que gobernará su partido.
Omití, con toda intención a quienes hablaron del tricolor, azul y amarillo. No dijeron nada substancial. Perdón. Puras excelencias hueras.
De morena sí voy hacerlo: Horacio Duarte Olivares, maestro universitario y ejecutivo estatal. Jorge Roldan Ahuayo, directivo municipal. Y el doctor Jaime Cárdenas Gracia, uno de los catedráticos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Y constitucionalista de la Ciudad de México.
Cada uno no platicó. Dio cátedra del proyecto que un grupo de ciudadanos, maestros, empresarios, industriales, periodistas, escritores, hombres y mujeres del pueblo, realiza, tras recorrer el país y sus rincones más apartados, y necesitados para incorporarlos al México que tienen derecho. Y no se les ha permitido. O concedido.
Ninguno habló de lo que todos sabemos. La impunidad y la corrupción latente. Para eso su programa y proyecto, antes que quien lo ejerza. Aún cuando sabemos que hay un nombre y un hombre, al que se le han enderezado toda clase de acusaciones. Ninguna probada.
Hablaron, no quince minutos cada uno. Sino treinta o cuarenta, sin que nadie de los asistentes nos moviéramos. Se pasaron las horas y luego de algunos oradores. Uno, el primero para agradecer a la dama de la asociación y la cátedra que nos acaban de impartir.
Les dijo: “Lo que nos acaban de informar, es un atisbo de esperanza”, y a mi manera podría resumirlo así:
La mayor tarea de México, no solo del gobierno, es crear las condiciones para que los mexicanos, muchos de ellos de excelencia, no tengan que migrar a otro país en condiciones adversas y vulnerables para lograr las oportunidades de bienestar que México les regatea para ellos y sus familias.
Y las que viven aquí, en situación depauperada, recobren su dignidad. Que en México se abran fuentes de trabajo. Empleos bien remunerados. El campo florezca. La educación, digna, acabe con la incultura, a la que se somete a una gran mayoría.
Aplicar con honestidad el presupuesto. Pagar al que sirve al gobierno, al país, bien. Pero no en exceso.
Aplicar, como dijo Juárez, el Benemérito de las Américas, lo justo, para bien vivir. En la justa medianía.
En el imaginario del migrante es arrollador el atractivo laboral que representa el país vecino. Esto gana terreno en la medida en que la pobreza y la inseguridad se hacen presentes.
No ofrecieron los expositores de morena. Informaron del proyecto, infraestructura nacional, que se requiere para “sacar al buey de la barranca”.
No merecemos a un grupo común y corriente de sátrapas en pos del poder para poder joder. Sino a un conjunto de ciudadanos, muchos de ellos apartidistas. Pero conscientes de lo que hay que hacer para que México, nuestro querido país, recobre su esplendor, que lo han minimizado desde décadas quienes presumen gobernar pero para ellos y su grupo adherente.
Como dijo el fugaz orador en la jornada política con morena:
“Nos han dado un atisbo de esperanza”
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